PALACIO DE LOS DUQUES DE SOLFERINO
PALACIO DE LOS DUQUES DE SOLFERINO
Fachada del palacio de los duques de Solferino (1920) Archivo: GAZA
El término de Casetas perteneció desde la conquista aragonesa al Concejo de Zaragoza. Sus habitantes durante el antiguo régimen fueron, por lo tanto, gentes libres no sometidas a la jurisdicción de ningún señor.
Cuando se funda Casetas, allá por el siglo XVI, la propiedad se halla concentrada en manos de la familia de la aristocracia urbana zaragoza de los Torrellas, pero las escasas catorce familias que la pueblan son colonos libres que arriendan la tierra. Las sucesivas ventas de la localidad hacen que acabe poseída por una de las grandes familias de la nobleza terrateniente aragonesa.
En el siglo XVIII la propiedad de las Casetas había recaído sobre la casa de los marqueses de Coscojuela, condes de Fuentes y duques de Solferino. Esta casa nobiliar levanta un palacio en Las Casetas, no tanto como residencia que como símbolo de su poder terrateniente sobre el término. En 1761 el palacio está finalizado, puesto que tenemos un inventario de bienes muebles en él.
El palacio, de un clasicismo dieciochesco, tiene planta de U. Presenta su fachada sur al camino real que atraviesa Casetas y los brazos del palacio se proyectan hacia la calle de San Miguel, donde se levantan las casas de los colonos. El patio del palacio se adorna con jardines y huertos.
La fachada adopta la sencillez del estilo neoclásico imperante en la época. Se divide en tres pisos separados por molduras. En cada piso se abren doce vanos adintelados que marcan el ritmo compositivo del muro. El inferior alberga puertas y ventanas decoradas con rejas, el piso principal balcones ornados con molduras y el superior una sucesión de ventanas cuadradas orladas del mismo modo. El edificio se remata con un alero de ladrillo y un friso en el que se alternan pilastras y en cuyo centro se coloca un escudo nobiliar.
El palacio llegó en un estado razonablemente bueno hasta finales del siglo XX. Sin embargo, el desinterés por salvar este vestigio del dominio territorial de los duques de Solferino sobre Casetas permitió la vergonzante desaparición hace pocas décadas de este inmueble. Únicamente perviven del palacio algunas estructuras anejas como la capilla (reconvertida en iglesia) o la que ocupa el edificio que hace esquina entre las calles de Castillo y del Palacio.
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